Un nuevo mensaje resuena en nuestros corazones, «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1).
SOMOS MISION Cristo da unas consignas concretas a los discípulos para su misión evangelizadora. Son consignas que parecen calcadas de las bienaventuranzas: humildad, espíritu de pobreza, actitud de paz, aceptación de las persecuciones. Estas mismas consignas valen para todos los misioneros de ayer, de hoy y de siempre. ACCION CATOLICA ES MISION CON TODOS Y PARA TODOS
«El mandato del Señor de salir a anunciar el Evangelio –afirma el Papa– presiona desde dentro, por enamoramiento, por atracción amorosa». El Espíritu Santo está en el corazón del proceso. No se trata de todas formas de una «decisión tomada en el escritorio» o en nombre de «un activismo autoinducido», sino algo que requiere «entregar con palabras sobrias y precisas el testimonio mismo de Cristo».
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